Es la intolerancia completa y permanente a proteínas llamadas prolaminas (proteínas tóxicas para los celíacos, tales como gliadina, hordeína, secalina) que se encuentran en el gluten del trigo, avena, cebada y centeno.
Los síntomas más comunes son:
Diarrea o constipación
Falta o retraso en el crecimiento y peso
Vómitos
Desnutrición
Presión arterial, colesterol y depresión persistente carácter irritable
Hostilidad, fatiga y cansancio
Dolor de panza
Problemas en la piel (sequedad, lesiones cutáneas)
Fractura en huesos (por falta de calcio)
Anemia (por falta de hierro)
Erupciones bucales
Problemas capilares (debilidad o caída del cabello)
Se produce por un defecto en el sistema enzimático del intestino delgado. Las vellosidades del intestino se atrofian o desaparecen, el intestino se alisa y se produce una mala, insuficiente o nula absorción de los nutrientes de los distintos alimentos que ingerimos.
En el laboratorio mediante análisis de sangre específicos:
Ac. antigliadina IGA e IGG
Ac. antiendomisio IGA e IGG
Ac. antitransglutaminasa tisular IGA e IGG
Ac. antipeptidos deaminados de gliadina DGP IGA e IGG
HLADQ (estudio genetico)
Huevos
Carnes rojas y blancas, sin rebozar (salvo el rebozador permitido)
Hortalizas y verduras
Frutas frescas, desecadas y secas
Aceite, manteca, crema de leche, margarina
Azúcar y miel
Bebidas de primeras marcas
Legumbres (porotos, arvejas, lentejas, etc)
Granos y semillas (arroz, maíz, lino, girasol, sésamo, etc)
Sal gruesa
Leches líquidas sachet
Vino, sidra, champagne
Café en grano y express
Aceitunas
Congelados al natural